El recubrimiento en polvo utiliza un proceso electrostático y curado para adherir el polvo a la superficie. Debido a que las piezas deben someterse a altas temperaturas para fijar el recubrimiento, el sustrato también debe ser resistente al calor. Sin embargo, la mayoría de los productos recubiertos con este acabado son metálicos y se sostienen fácilmente durante todo el proceso.
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